Desde el Rosarito pensamos el tiempo histórico como un tiempo de aprendizaje sobre nosotros mismos, recordando los sucesos, narrándolos de modo que nos permitan hacer memoria, construirla colectivamente, y apropiarnos afectiva e intelectualmente de lo acontecido.
Aprovechamos el estar juntos para “revelar” lo que el transcurso del tiempo y las prácticas vacías de sentido han velado. Revelamos nuevos sentidos y asumimos grupalmente el compromiso de ponerlos en acción.