La Feria forma parte de la experiencia institucional desde hace 28 años. Es un entramado de aprendizajes impresionante, proactivo y colaborativo, que año tras año, fue ampliando su red de significados y hoy constituye la identidad de nuestro proyecto educativo.
Cada aula se pone a investigar y resignifica lo aprendido, dejándose atravesar por experiencias inusuales. Desde ese lugar, fuerza la creatividad y el aprendizaje pierde sus fronteras habituales. Nos convertimos en protagonistas y visitantes al mismo tiempo. Es siempre un estímulo para salir de la rutina, del habitus escolar; planteando, a través del trabajo por proyectos, problemas genuinos que empujan los límites de lo posible en un espacio escolar.
La Feria es sinergia, es cooperación. Activa todas las inteligencias y de manera natural, casi como es la vida, se atraviesan los conflictos y se superan los errores, aprendiendo de ellos.
La Feria es una excusa para despertar la ilusión de construir juntos nuevos textos, diálogos, miradas y sentires. Desde la expresión de la diversidad de identidades, familias, saberes, objetivos y trayectorias. Una confluencia de intereses y sueños. Una búsqueda de nuevas estéticas, ilusiones y expectativas. Un desafío y una aventura.
Es imprevisible, siempre. Es espejo de época, deseos de cambio y deseos de acuerdo.
La Feria es una experiencia basada en las ganas de mostrar lo que orgullosamente hacemos en la Escuela, de comunicarnos y encontrarnos, permitiéndonos descubrir que lo que imaginábamos saber se rompe y se rearma con esas nuevas e inesperadas preguntas. Porque más que nunca esa mirada completa el proceso. Se monta pensando en facilitar la comprensión del que viene a visitarnos. Un colectivo diverso que nos obliga a buscar el mejor diseño, que nos permita pensar que lo más importante ha quedado dicho y también ha quedado abierto, para que nuevas preguntas puedan seguir formulandose.